LATÓN II, arag., murc. almer., ‘fruto del almez’, derivado del lat. LĶTUS, tomado del gr. λωτóς ‘almez’.

1.ª doc.: lidonero ‘almez’, h. 1330, Juan Manuel, Rivad. LI, 252.

Colmeiro, IV, 663, cita la siguiente documentación: latonero en Laguna (1555), lidonero en Fragoso (1566), alatonero, lotono o lodoño en Aragón, según Cienfuegos (1627), (a)latonero en la misma región, según Suárez de Ribera (1733) y varios botánicos posteriores, ledón allí mismo, según Quer (1762), lodón, lirón o lodoño según su contemporáneo Sarmiento, alatonero en Cuevas (Almería), allatonero en Sta. Cruz de Moya (Cuenca) y aligonero o lligonero en Titaguas (Castellón), según Rojas Clemente (1807), (a)lironero en Murcia, según Vergara. Todos ellos, al parecer, como nombres del árbol, mientras que el fruto se llama alatón en Cuevas, (a)lirón en Murcia. Agregaré que según G. A. de Herrera (1513) se decía latonero en Aragón y Rioja, lidonero y aligonero en Valencia (DHist.); según A. Castro (RFE VI, 340-4) se emplea lodoño en Navarra (Acad. 1899)1, londoño y lidoeiro en Galicia; según Sarmiento lodoeiro, pero como nos cuenta él mismo (Pensado, CaG., p. 56), este nombre ya era poco o nada conocido en Pontevedra en 1756 y volvió él a propagarlo; sin embargo subsistía vivo lodoeiro en el gallego orensano (o. c. 134f, 136r, 144v;) y reducido en parte a lodeiro (93v, 134v, A45v); en otros lugares de Orense y Pontevedra se altera en lamigueiro o lamagueiro (ib.), quizá por cruce de un *lodogueiro con ALMEZ, almecino o un *almecineiro.

Según García Soriano se dice lirón, -ero, en el Centro, Sur y Sudeste de Murcia, alatón, -ero, en el Noroeste de esta región; latón he oído también en Bédar (Almería), y esta forma se extiende por amplias zonas de Aragón, particularmente en la Puebla de Híjar (BDC XXIV, 173); en Fonz dicen llironero (AORBB II, 260); la Acad. registra como aragonesas latonero (ya 1843) y otras variantes; lodón ‘almez’ Terr.; íd. en la Ribera salmantina del Duero, RDTP V, 106; arag. litón y litonero, Peralta (1836). En la toponimia existen Lodón (Oviedo), Torrelodones (Madrid), por más que éste es nombre de fecha arcaica, en genitivo singular TURRIS LOTONIS (‘torre del almez’); y el pueblo catalán de Teruel llamado Lledó recibe en aragonés el nombre de Lidón. Como formas portuguesas citaré especialmente lódão (con o abierta y sufijo -NUS átono), valioso para la etimología, y lotonario aparece ya en un documento portugués de 1067 (ZRPh. XXXV, 394). En catalán hay lledó y lledoner, para el fruto y el árbol, el primero ya documentado a fines del S. XIV (Eiximenis, Regiment, 25.14; Turmeda, Divisió, 107)2, en el Pallars y en las Garrigas he oído lladó, en el Priorato llidoner; lliró y llironer en Valencia (ya Sanelo, S. XVIII), oído en Carlet, pero la forma lleó (< lledó) reaparece en Jijona, etc. Fuera de la Península Ibérica llamaré sólo la atención hacia Istria lodogno, Pirano ladogno, croato de Istria ladonja, esloveno london (Schuchardt, ZRPh. XXXV, 394-5); en cuanto al girondino ledoune ‘fruto del madroño’ (Moureau), landés auledoun, Guyenne ledouno, vendrán de UNÈDO , -ĶNIS, íd., en vista del significado, y de que en los dialectos gascones es regular la conservación de la -D- intervocálica.

Pero tal etimología sería imposible para los nombres iberorromances, por razones semánticas y fonéticas (pues en catalán y portugués la -D- cae sin excepciones), y es innecesario e inaceptable suponer con G. de Diego (RFE XI, 336-8) que este vocablo tuviera algo que ver con ellos. Schuchardt (ZRPh. XXIV, 420; XXVIII, 194; XXIX, 223; para otras denominaciones del mismo árbol, ZRPh. XXXIV, 338-42; XXXV, 385-96) demostró que nuestro vocablo procede del gr. λωτóς, que si en Grecia designaba una planta forrajera, en Libia se aplicó al azufaifo, y en otras partes de África al almez, según atestiguan Teofrasto y otros3; también el lat. LOTUS, tomado del griego, se aplicó a varias plantas, pero según Meyer, Geschichte der Botanik, es nombre del almez en el español Columela. El derivado LOTO, -ĶNIS, que suponen la mayor parte de las formas hispánicas, pudo ya existir en la Antigüedad, puesto que en unos Hermeneumata Vaticanos transmitidos en ms. del S. X ya se lee la glosa «λωτων: loto» (CGL III, 428.47).

La -t- de las formas aragonesas es regular dialectológicamente, y de allí debió propagarse hacia el Sur; el paso de lodón a ledón es disimilatorio, y no es de extrañar que tras la inicial palatalizada ll-, propia del catalán y de algunas hablas aragonesas, la e se convirtiera en i (no hay por qué hacer intervenir la inverosímil contaminación, propuesta por Castro, del lat. arcaico lĭtŭus ‘bastón’, que no ha pasado al romance, y tampoco facilitaría la explicación fonética); finalmente la -r- se explica como la del cast. vg. seguirilla, val. se-guerós < sedegós, etc.

DERIV.

Latonero ‘almez’ y variantes, V. arriba.

CPT.

Lotófago.

1 Lodoñero ‘guayaco’ (Acad. ya 1884) es uno de tantos casos de aplicación del nombre de un árbol europeo a uno americano diferente, pero comparable.―

2 Y como nombre de lugar ipso Ledono ya en 1008 (Cartulario de Sant Cugat II, 61).―

3 Como cultismo loto figura ya en Aut., aplicado a plantas africanas diferentes del almez.